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Trascendiendo el ejercicio: el movimiento



Qué es el movimiento?


El movimiento es, en términos físicos, el cambio de posición de un cuerpo. En esta página, el movimiento se refiere al movimiento humano, desde bailar hasta alzar pesas.


Hablamos de movimiento y no de ejercicio, pues el ejercicio implica tres componentes que no necesariamente aplican al movimiento:


Repetición: El ejercicio implica una serie de movimientos que se repiten incesantemente hasta alcanzar una finalidad. Se tiene una rutina en el gimnasio, y se ejecuta hasta lograr un objetivo.


Disciplina: El ejercicio implica un esquema, unos horarios y unos métodos para lograr con efectividad alguna meta.


Una prueba: Como las pruebas del colegio, el ejercicio plantea un reto en donde podemos mostrar hasta donde somos capaces de llegar.


Por el contrario, el movimiento puede ser espontáneo en su ejecución así como en sus objetivos. No requiere de un programa de ejercicios, ni de una sistematización pues, básicamente, todos sabemos movernos. Mientras muy pocas personas están dispuestas a ejercitarse, todos, en este mismo momento, nos estamos moviendo.



Quién debe moverse?


Toda persona que camine sobre esta tierra debe y puede moverse. Una de las ventajas de cambiar la percepción del ejercicio al movimiento, es que se abre el panorama de opciones, desde el Tai Chi hasta el lanzamiento con jabalina.


Básicamente, no existe ningún ser en la tierra que pueda moverse como lo hacemos los humanos. Mientras el guepardo corre más rápido, el pez nada más ligero, y el lagarto se arrastra más fluido, el ser humano es capaz de imitar a todos los animales, así sea solo un poco. Nuestra capacidad para correr, nadar, agacharnos, aguantar la respiración bajo el agua y manejar herramientas, nos hace los organismos con la capacidad de moverse de la manera más compleja y completa.


Para qué nos movemos?


La respuesta a esta pregunta depende del momento del que hablemos. En tiempos en que los seres humanos eramos cazadores y recolectores, moverse era sinónimo de supervivencia: quien no se movía, moría. Los grupos humanos eran nómadas, y su vida giraba alrededor del uso del cuerpo.


Ya para tiempos de la Antigua Grecia, empiezan a surgir los primeros deportes, así como los juegos olímpicos. La gimnasia, el atletismo y las artes de la guerra proveían a los griegos de movimiento, que ya empezaba a ser un tema más de ocio que de necesidad.


Con el repudio del cuerpo y todos sus "pecados", como la sensualidad y la belleza representadas por la mujer, en la Edad Media el mundo católico repudió el ejercicio físico. Los cuerpos escondidos se volvieron débiles y faltos de vigor.


Con el resurgimiento del humanismo, el interés del cuerpo tomó relevancia, como lo muestran los estudios anatómicos de Leonardo da Vinci.



A partir de este momento, los estudios del ejercicio como forma de fortalecimiento y de salud mental fueron creciendo. Con la llegada del Estado benefactor en la segunda mitad del Siglo XX, el sedentarismo empezó a convertirse en un problema de salud pública. El movimiento se volvió tratamiento y medicamento, aunque pocas personas le dieran su importancia.


Sin ánimos de agotar el tema de la historia del ejercicio, lo cual se hará en otro momento, podemos decir que los humanos nos movemos por necesidad, por salud y por ocio. El movimiento también es usado como forma de expresión artística.


Nos movemos para estar sanos, para no olvidar nuestra humanidad y porque debemos y podemos. Usualmente nos movemos con un fin en mente, y es sólo cuando el cuerpo no responde, que nos damos cuenta de él como algo que existe. Pero no debe ser siempre así: podemos movernos con el fin mismo de movernos, experimentando al cuerpo como algo actual y viviente. Este es el enfoque de esta página.

Cuándo nos debemos mover?


La práctica del movimiento debe ser algo que nos acompañe el resto de nuestras vidas. Desde caminar un poco cada día, hasta tener una rutina en el gimnasio, el ejercicio debe ser algo que se vuelva parte de nuestra rutina diaria. Es mucho más efectivo hacer un poco cada día que intentar agruparlo todo en una sola sesión, de este modo el ejercicio nunca es insoportable y no nos desmotiva no obtener resultados. Además, los llamados "guerreros de fines de semana", como aquellas personas que no hacen nada durante la semana pero que el fin de semana van a jugar fútbol, hacer rafting, crossfit y demás, tienen muchas más probabilidades de lesionarse, pues su cuerpo no está acostumbrado a moverse.


El ejercicio debería evitarse después de las seis de la noche, pues tendremos problemas para conciliar el sueño. No soy partidario de tener una rutina de ejercicios rígida, pero tampoco de esperar hasta que nos entren ganas por ir a ejercitarnos, porque la motivación nace de la acción, no de la inacción. Creo que todos los días se debería tener al menos una hora reservada para moverse, qué se haga durante esa hora, puede variar según el estado de ánimo y la energía que dispongamos: lo importante es movernos.


Dónde nos podemos mover?


Movernos lo hacemos en todo momento y en todo lugar. Esta es una de las ventajas de entrenar con el peso corporal, no se requiere ninguna clase de equipo. No obstante, para los ejercicios que requieren alguna clase de equipo, es necesario ir a instalaciones que lo tengan, como gimnasios, academias de baile, o piscinas públicas. El combo más agradable para entrenar y el que más brinda beneficios psicológicos y fisiológicos es:


1) Entrenar en la naturaleza: Primero debemos movernos en ambientes controlados, en donde aprendemos a controlar nuestro cuerpo, y después es importante salir a la naturaleza y experimentar en ambientes caóticos. Esta es la idea del performance. Ejercitarse con el verde alrededor nos recuerda de dónde venimos, calma nuestras mentes y nos revitaliza. Es por esto que personalmente entreno en un parque con anillos de gimnasia y pesas rusas.


2) Entrenar en grupos: El mundo que una vez fue comunal, en donde no existía algo así como la propiedad, se ha convertido ahora en uno bastante individual. Junto con el desarrollo tecnológico de países como Bélgica, más y más personas se aíslan en sus casas un mundo virtual que les impide el contacto con el otro. Al entrenar con otra persona, desarrollamos un sentido sano de competencia y a la vez nos encontramos socialmente. Entrenar solo es bueno, pero entrenar acompañado es mejor.


3) Jugar: El trabajo, por oposición al juego, es un esfuerzo que se realiza con un fin más allá de sí mismo. En un mundo que solo conoce el trabajo, los niños nos recuerdan la inmensa alegría que nos puede traer jugar. El juego se caracteriza por la espontaneidad, no hay plan ni objetivos, sólo disfrutar el mundo y explorar sus posibilidades. Cada vez que podamos, el entrenamiento debe ser juego: el estado meditativo en el cual la persona está inmersa en su actividad, se conoce en el mundo del ejercicio como "la zona". Alcanzar este estado nos traerá regocijo. Lamentablemente, tenemos la mentalidad del trabajo tan implantada en nuestra psique que es difícil "simplemente" jugar. Por esto recomiendo hacer una rutina de ejercicios tres veces por semana (siempre con la posibilidad de adaptarla en casos de extrema fatiga o desmotivación) y reservar dos espacios durante la semana para jugar.


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