Estados metabólicos nutricionales: porqué el ayuno debe ser la mitad de tus días
Las bases de la nutrición
Para entender las bases de la nutrición, hay que entender primero qué es el metabolismo. Todos los seres vivos se alimentan para tener combustible, lo cual ocurre a través del metabolismo. El metabolismo es un conjunto de procesos donde degradamos y fabricamos compuestos. El metabolismo es un traductor, nadie lo engaña y sigue la regla "divide y vencerás". Para cumplir su trabajo, el cuerpo divide todo lo que entra por su boca (que sea comestible, claro) en macronutrientes o en micronutrientes.
Estados metabólicos nutricionales
El metabolismo sólo puede estar en dos estados: estado de ayuno o estado alimentario.
El estado de ayuno empieza después de seis horas desde la última cómida que aportó calorías.
El estado alimentario empieza desde que ingerimos algo que nos aporta calorías y finaliza a las seis horas, si no se consume nada más.
El estado de ayuno se relaciona con un estado catabólico, en donde hay quebramientos de moléculas, es el proceso contrario al anabólico, en donde se está construyendo y no destruyendo. Nuestra cultura ha creado un terror hacía el estado catabólico: debes comer cada tres horas, o tu cuerpo se va a empezar a comer a sí mismo. Este frenesí es producto de nuestra cultura neurótica, por no decir del trabajo de las empresas que buscan que la gente nunca deje de comer, pero ignora que millones de miembros del Islám ayunan todos los años durante el Ramadán, y pueden hacerlo sin problemas por estas razones:
En primer lugar, los ciclos de creación/destrucción son cruciales en la vida. Tanto el ayuno como el estado alimentario se caracterizan por cumplir ciertas funciones. Por ejemplo, cada vez que consumimos un alimento, especialmente carbohidratos, el cuerpo responde aumentando la insulina a nivel del páncreas. Si los periodos de ayuno no asemejan o al menos se acercan a los alimentarios, se desarrolla lo que se conoce como resistencia la insulina. Este es el principio de la diabetes, y el alzheimer es descrito por algunos investigadores como diabetes tipo III.
Además, la insulina en niveles elevados está relacionada con el almacenamiento de grasa en el tejido adiposo, por lo que no es raro que este tipo de personas sufran para bajar de peso. Por el contrario, cuando dejamos que nuestro cuerpo se recupere de los picos de insulina, se desarrolla lo que se conoce como sensibilidad a la insulina, probando ser un método eficaz para combatir la resistencia a la insulina.
En segundo lugar, como discutimos en la Historia de la comida, nuestro material genético está condicionado por el largo periodo prehistórico. En este, los cazadores-recolectores se levantaban temprano y con el estómago vacío salían a caminar. Durante el día comían ciertos alimentos, y se esperaba a que fuera de noche, en el nuevo campamento, para comer como Dios manda. Durante el estado alimentario, el hígado almacena la mitad de la glucosa (producto de lo que ingerimos) para guardarla como glucógeno. Es decir, tiene unas reservas que, si nunca se utilizan, se guardan como grasa.
Nuestro cuerpo necesita del ayuno, ya que solo en este estado se pueden producir hormonas importantes como la hormona del crecimiento (GH). Nuestro cuerpo necesita retos, si no pierde su capacidad adaptativa y se vuelve débil. Por ejemplo, durante el ayuno se produce cortisol, que es una hormona relacionada con el estrés, pero si uno es capaz de vivir con esto, puede aumentar su resiliencia.
En tercer lugar, el ayuno ha sido reconocido por grandes pensadores como la clave para la salud y para la conexión con el espíritu. Cuando no estamos comiendo nada, el sistema digestivo puede recuperarse y el cuerpo empieza a eliminar toxinas. La falta de un proceso digestivo, que consume gran cantidad de nuestra energía, hace que podamos centrarnos en tareas intelectuales o espirituales con más claridad.
Pensadores que han reconocido el poder del ayuno:
Mahatma Gandhi
Hipócrates
Kafka
Steve Jobs
Benjamin Franklin
León Tolstoi
"En lugar de medicarte, ayuna por un día."
Plutarco
Cómo ayunar?
Si estás interesado en ayunar, puedes intentar el método de ayuno intermitente. Este consiste en tener un periodo de ayuno de mínimo 16 horas al día, y un espacio de 8 horas donde puedes comer todas las calorías que comerías en un día normal. Esto implica que vas a comer comidas más abundantes durante esas 8 horas.
Este tipo de ayuno es ideal para viajes: en vez de preocuparte qué vas a comer, haces un ayuno y cuando ya estás instalado en un sitio, comes todo lo que debes comer. Si se hace en días consecutivos, puedes simplemente saltarte el desayuno y almorzar a las 12 del mediodía, y dejas de comer a las 8 de la noche, y al otro día lo repites. Así, tus periodos de ayuno coinciden con tus periodos de sueño, por lo que será más fácil acostumbrarse.
Si lo haces en días no consecutivos, debes hacer el ayuno de mínimo 16 horas seguidas, lo que implicaría que empiezas a comer a las 4 de la tarde y puedes seguir hasta la media noche. Ten en cuenta que si te comes un chicle, rompes el ayuno. Si te tomas un jugo, rompes el ayuno. Puedes tomar medicamentos, siempre y cuando no tengan calorias. Si tienen saborizantes, como el cebión, probablemente romperás el ayuno. Puedes tomar té de bolsa sin azucar o café sin nada agregado. Se recomiendo tomar MUCHA agua para aprovechar el mecanismo de limpieza del cuerpo, y para evitar el hambre.
Al principio, el ayuno será muy duro, pero con el tiempo te darás cuenta que los periodos en los que ayunas son las horas más productivas y leves de tus días. Una última cosa, no pienses que por ayunar puedes comer lo que se te aparezca durante el periodo alimentario. En este método sigues consumiendo la misma comida que consumías antes, pero en un tiempo más reducido. Como durante el ayuno tu cuerpo se ayuda de las grasas para alimentarse, el ayuno intermitente es una forma eficaz de perder grasa. Para evitar perder tejido muscular, evita hacer ejercicio vigoroso durante las horas de ayuno.
Y ahí está! Te invito a intentar el ayuno, así sea sólo por ver cómo se siente aguantar hambre, algo que muchas personas de nuestro planeta viven a diario. Si tienes una práctica espiritual, es un momento ideal para dedicarle un tiempo... feliz ayuno!
