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Cuerpo

Esta sección se encarga de discutir tres temas: movimiento, nutrición y descanso. En la famosa pirámide de necesidades de Abraham Maslow, las necesidades más primarias son siempre las fisiológicas. Si nuestro cuerpo no es sano y constantemente tiene que repararse por todo el daño que le causamos, no podremos acceder a niveles superiores en el desarrollo humano con el mismo ímpetu.  

Dedicar atención al cuerpo es signo de autorespeto y amor por nuestro ser. Cuando somos sanos, tenemos la capacidad de trascender nuestras necesidades personales, y podemos dedicarnos a entregar algo a los demás. 

 

Hay muchas razones por las cuales el cuerpo es importante. Tenemos que darnos cuenta que el cuerpo no es igual a una roca, no es un instrumento inerte para servirnos en nuestras actividades diarias, sino que es un organismo con vida e inteligencia propia. Por ejemplo, qué ocurriría si el cuerpo no digiriera la comida que ingerimos, si no regenerara células constantemente, si no cuidara a un bebé cuando está en el feto de su madre?

 

La maravilla que es el cuerpo humano ha sido rebajada desde tiempos del autoritarismo de la razón. Desde pensadores como Descartes, el cuerpo fue simplemente el esclavo de la mente. Sin embargo, la mente, sin un cerebro, no es nada. De la misma manera, somos totalmente dependientes de nuestro cuerpo para cualquier cosa que queramos lograr.

 

A diferencia de la Ilustración, en la antigua Grecia los deportes eran cruciales para el desarrollo del filósofo. Tanto es así que la escuela peripatética, que desarrolló el pensamiento de Aristóteles, era llamada así porque solían desarrollar sus conversaciones mientras caminaban. Se reconocía que lo físico era la base para lo metafísico.  En el pensamiento hindú de los chakras, el cual identifica portales de energía en diferentes partes del cuerpo, se unifica el cuerpo, la mente y el alma en un mismo plano.   

 

Hoy en día, en gran medida seguimos gobernados por el pensamiento racionalista. El cuerpo es un recipiente del alma o del pensamiento. Al rechazar lo corporal, también negamos la sexualidad y la agresividad, las fuerzas interiores que todos tenemos dentro, lo dionisíaco. Justamente, fue Nietzsche quien puso esta cuestión en una hermosa metáfora. El árbol, entre más quiere crecer, más debe adentrar sus raíces en la tierra. 

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